Se ha adjudicado a Cesefor, y el objetivo es disponer de un mayor número de calidades que permita un mejor posicionamiento en el mercado de la construcción
La Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León en Soria, a través de la Comisión Terriorial de Mejoras (Fondo de Mejoras de Interés Forestal Regional), ha adjudicado a Cesefor (Centro de Servicios de Promoción Forestal y de su Industria de Castilla y León), por un importe de 49.956,6 euros y un plazo de ejecución previsto de siete meses, la realización de un ‘Estudio de la caracterización estructural de pino silvestre en la provincia de Soria’.
Como demuestran gran número de edificaciones construidas a lo largo de los siglos, la madera, especialmente la de pino silvestre o albar (Pinus sylvestris), es un material excelente para su empleo en construcción. Pese a ello, no se cuentan con suficientes estudios sobre sus características mecánicas. La propia normativa cada vez es más exigente y obliga a todos los fabricantes a declarar los valores de resistencia y rigidez de cada pieza de madera estructural posicionada en el mercado y que se vaya a incorporar a una edificación.
Esta situación está limitando a los técnicos competentes a la hora de disponer de diferentes rangos de valores de cálculo para poder dimensionar sus estructuras y, como consecuencia, puede estar frenando su uso y restringiendo el mercado real respecto del potencial. Esta falta de estudios certificados sitúa a la madera de pino silvestre en clara desventaja respecto a otros productos de madera importados y a otros materiales que sí permiten a los técnicos (arquitectos, ingenieros, etc.) realizar cálculos adaptados a sus necesidades.
Castilla y León, y Soria en particular, albergan algunos de los macizos forestales más importantes de todo el país, con sistemas de gestión sostenible asentados y con un relevante tejido de empresas de transformación de la madera, por lo que cualquier mejora que favorezca su valorización tiene un carácter estratégico.
En estos momentos se cuenta con tres clases resistentes, dos para piezas menores de 7 centímetros (C27 y C18) y únicamente una para piezas de más de 7 centímetros de grosor (C22). Si tenemos en cuenta que en España el empleo de piezas para uso estructural con un grosor menor o igual a siete centímetros es insignificante, podemos concluir que el pino silvestre se encuentra actualmente con una caracterización de mínimos.
Disponer de un mayor número de calidades (clases resistentes) permitiría una mayor adaptabilidad de los usos a los cambios de demanda existentes en el mercado. Por ejemplo, en momentos en que la madera de carpintería está en pleno declive, contar con una calidad alta puede permitir a las empresas de primera transformación competir con el mercado de la madera laminada encolada, que se encuentra en España en auge actualmente, y que está desplazando fuertemente a la madera estructural maciza.
En este contexto se enmarca el proyecto de caracterización estructural de la madera de pino silvestre que se acaba de adjudicar. Se pretende desarrollar dos nuevas clases resistentes, C24 y C30, por un lado definiendo un sistema de clasificación visual y, por otro, a través del desarrollo de procesos específicos de clasificación mecánica basados en técnicas acústicas. Técnicamente, cada clase estructural se define con una letra y dos dígitos. La letra puede ser C o D -conífera (coniferous) o frondosa (deciduous)- y los dígitos marcan la resistencia característica a flexión expresada en newton por milímetro cuadrado. Una C24, por ejemplo, es una madera de conífera con una resistencia característica a flexión de 24 N/mm2.