La paralización de buena parte de la actividad económica española, consecuencia de la declaración del estado de alarma del sábado 14 de marzo a través del Real Decreto 463/2020 con objeto de contener la propagación del COVID-19, y su posterior dilatación a través de sucesivos Reales Decretos Ley, ha tenido consecuencias negativas sobre el mercado de trabajo.
El efecto sobre la afiliación se empezó a notar en la segunda mitad del mes de marzo, que además de reducirse significativamente (casi 852.000 efectivos en el conjunto de España), contó con el registro masivo de Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), que suspendieron el contrato de 4 veces más de trabajadores. Sin embargo, los datos de abril reflejaron una contención de la destrucción de empleo y los de mayo han tornado a la creación del mismo. La fase de desescalada en la que nos encontramos ha llevado a las empresas a reactivar la contratación, apoyándose en la temporal. Esto, junto con la expectativa de que el retorno al trabajo se acelere en junio, ha derivado en una revisión a la baja de las previsiones de paro para el año 2020, tanto para el conjunto de España como para la provincia de Soria.
Los positivos datos de afiliación de mayo evidencian el papel de los ERTE en la contención de la destrucción de empleo
Según los datos de afiliación a la Seguridad Social, después de las notables caídas en términos medios en los meses de marzo y abril, mayo ha resultado en un aumento de la afiliación media de 97.500 efectivos en el conjunto del país, si bien el ritmo de crecimiento aún es muy inferior al que habitualmente registra la contratación en mayo. Por su parte, la tasa interanual de crecimiento del empleo ha empeorado en este mes (del -4,1% de abril hasta el -4,6% en mayo). Por sectores, el de la construcción (tras haber perdido el 17,1% de sus trabajadores durante la segunda quincena de marzo) y la industria de cuero y calzado son aquellos donde más se ha reactivado la creación de empleo en mayo, en contraposición a las algunas de las actividades vinculadas con el ocio y la asistencia residencial (Gráfico 1).
Por su parte, la provincia de Soria, que disminuyó su afiliación en 195 y 717 personas en los meses de marzo y abril, respectivamente, ha aumentado en mayo en 42 efectivos. No obstante, la tasa interanual de crecimiento del empleo ha empeorado ligeramente en este mes (del -2,5% en abril hasta el -3,1% en mayo). Los sectores que más se han recuperado en el mes de mayo en la provincia son el primario, en especial las actividades de silvicultura y explotación forestal (+11,1% respecto a abril), las actividades de seguros (9,4%), la edición (9,1%) y la construcción (5,8%) (Gráfico 2). Por el contrario, las actividades vinculadas con el ocio (actividades deportivas, recreativas y de entretenimiento) son las que más han caído en términos de afiliados en mayo en comparación con el mes anterior (-7,6%), seguidas por las actividades postales y de correos (-5,9%) y las de asistencia residencial (-2,9%).
Revisamos a la baja nuestra previsión de tasa de paro de Soria: esperamos que se sitúe en el 10,9% en promedio anual en 2020
El paro registrado asciende en mayo en 27.000 personas respecto a abril, hasta los 3,8 millones en el conjunto de España. A pesar del discreto aumento del desempleo, la tasa interanual continúa creciendo, y actualmente hay un 25% más de parados registrados que en el mismo periodo del año pasado (siendo éste el crecimiento interanual más alto desde diciembre de 2009). En cuanto a la provincia de Soria, el paro registrado aumenta en 176 personas en mayo respecto a abril, hasta alcanzar los 4.550 parados. Si bien esto supone un incremento del 4,0% con respecto a abril, se encuentra lejos de las cifras observadas en meses anteriores (11,3% en abril y 7,8% en marzo). En términos interanuales, hay un 32% más de parados registrados que en el mismo periodo del año pasado. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que esta variable muestra un comportamiento difícil de prever y explicar, habida cuenta del cierre físico de las oficinas de empleo público y de la incertidumbre que sobrevuela sobre el comportamiento futuro del mercado de trabajo. Sin embargo, todo parece indicar que, una vez se retorne a la normalidad, los trabajadores que perdieron su empleo entre marzo y abril se terminen registrando como demandantes de empleo (estimamos que en el conjunto de España están pendientes unas 200.000 personas).
En definitiva, los registros laborales del mes de mayo ponen de manifiesto el comienzo de la recuperación del mercado de trabajo tras el desplome de marzo y la hibernación de abril. Dados estos alentadores datos, se ha revisado la tasa de paro media anual tanto para el conjunto de la economía española como para la provincia de Soria. En comparación con el escenario planteado en anteriores publicaciones, donde la tasa de paro media anual española para 2020 se situaba en el 19,5%, la senda revisada establece el promedio anual para 2020 en el 17,5%. En lo que respecta a Soria, la tasa de paro de la provincia se revisa del 12,4% al 10,9% en 2020.
El mantenimiento de los ERTE como mecanismo regulador del empleo se plantea como una herramienta crucial en los próximos meses El comienzo de la desescalada y de la paulatina recuperación de la actividad está permitiendo que parte de los trabajadores afectados por los ERTE se hayan reincorporado a sus puestos de trabajo. En abril, más de 3,4 millones de trabajadores en España estaban incluidos en ERTE[1], mientras que en mayo la cifra bajó hasta los 3,0 millones. Por su parte, Soria, ha aumentado de forma paulatina, tanto el número de ERTE, como de trabajadores afectados por los mismos (de 1.259 a cierre de abril a 1.277 a finales de mayo), si bien parece que estas cifras se han estabilizado (Gráfico 4). En este sentido, es muy probable que con el avance de las fases hacia la “nueva normalidad” durante La evolución del mercado de trabajo a partir de ahora vendrá condicionada, además de por el ritmo de recuperación de la actividad económica, por el tratamiento que se le dará a los ERTE a partir del 30 de junio. Los trabajadores afectados por ERTE de fuerza mayor (que es donde se han clasificado a los afectados como consecuencia de la pandemia del COVID-19) cubren actualmente a 2,6 millones de trabajadores en el conjunto del país. La dilatación de esta medida de flexibilidad interna más allá del 30 de junio está siendo objeto de debate entre los diferentes agentes sociales (patronal, sindicatos y gobierno), ya que puede permitir acompañar a la gradual recuperación de la actividad y el empleo, especialmente, de aquellos sectores más afectados por la paralización de la actividad como consecuencia de la pandemia. Otra de las claves serán las condiciones para cambiar la clasificación de los ERTE de “fuerza mayor” a “razones económicas”, donde los términos pueden ser más flexibles.