Se llama Jesús Granado y, aunque muchos lo consideran artista, él prefiere que lo llamen artesano. Artesano porque, con sus manos y su tiempo, ha conseguido crear catorce maquetas de distintos chapiteles a escala y con todo lujo de detalles. Piezas piramidales que rematan la parte superior de torres e iglesias, y que pueden verse en su propio taller, ubicado en Beratón.
A sus 71 años, Granado se muestra orgulloso de sus piezas. Y no es para menos: el resultado es idéntico a la realidad. Dimensiones proporcionadas, colores, y hasta detalles metálicos, como veletas o campanas. Nada le falta a sus obras. Obras que, en algunas ocasiones, le han supuesto más de novecientas horas de trabajo.