El 19 de noviembre de 1986, José Luis Molina se encontraba estudiando el Graduado Escolar para adultos. Tras una de las charlas que impartía la Hermandad de Donantes en los centros escolares, José Luis, que ya contaba con un interés previo por donar sangre, dio el paso y donó sangre por primera vez. Recuerda que “la charla fue un martes, y a los dos días siguientes fui a donar”. Han sido muchos pinchazos de los que salvan vidas desde entonces. Pero del primero cree recordar que iba con algo de miedo. “Creo que iba algo asustado porque me daban miedo las agujas, pero después ya no he tenido ningún problema”.
Y hasta el día de hoy ha logrado realizar 200 donaciones entre sangre y plasma. Primero fueron 115 donaciones solo de sangre. Pero cuando se logró traer el extractor de plasma, ha querido hacer esa doble donación hasta lograr la doble centena. Y precisamente hacer donaciones de plasma, que se pueden realizar cada 15 días, ha permitido llegar a las 200. También, porque según dice José Luis, “he gozado de buena salud”.
En Burgos, Valladolid o Salamanca se donaba plasma, pero en Soria no. Precisamente fue José Luis el primer donante de plasma en la provincia.
Evolución
En el paso de los años también ha visto la evolución de la donación en Soria. No tanto en el pinchazo, “que es el mismo” dice sonriendo, pero sí en determinadas pruebas. “Antes te miraban la tensión y los glóbulos rojos con otro pinchazo, pero ahora tienen un dedal que hace lo mismo, y es más cómodo”.
Llamamiento a los jóvenes
José Luis seguirá donando hasta que la salud lo permita. Pero si quiere lanzar el llamamiento a los jóvenes para que se sumen como donantes. “No están concienciados con la donación de sangre. El miércoles y jueves bajamos a la Universidad. Con la cantidad de gente joven que hay, aunque sé que no todos van a poder donar, no van todos los que me gustaría que fueran. Si de los 1.000 que hay por ejemplo, unos 850 son de entre 18 en adelante, tras los dos días de las extracciones me voy cabizbajo entre comillas, porque no hemos sacado las que sacábamos. Antes podíamos sacar unas 125. Ahora si sacamos 60 o 65 ya me puedo dar por contento. Me parece una cifra muy baja. Pero tengo confianza, que si hay buena salud, y entre 18 y 62 años, también se puede empezar a donar. Animo a todos a que lo hagan”.