La Federación Salud Mental Castilla y León ha presentado hoy la ‘Guía de Prevención del Suicidio: protocolo de actuación en conductas autolíticas’ junto al consejero de Sanidad, Alejandro Vázquez Ramos, y al equipo de psicólogos encargado de la redacción del documento y pertenecientes a la asociación ASOVICA Salud Mental Soria.
“La principal motivación que nos ha llevado a elaborar esta guía es muy clara: el suicidio es un problema de salud pública y es totalmente prevenible”, ha asegurado en su intervención la presidenta de la entidad social, Elena Briongos Rica.
En Castilla y León, en 2020 se suicidaron 228 personas y se calcula que el 90% presentaba un problema de salud mental, principalmente depresión.
El documento de 58 páginas, que ha contado con el patrocinio de la compañía farmacéutica Janssen, recoge un protocolo especializado de atención a la conducta suicida cuyos objetivos más concretos son “la detección precoz de las ideaciones e intenciones suicidas; la prevención de las conductas que ayude a disminuir las tasas de suicidio; aumentar la protección de las personas con elevado riesgo de suicidio, como son las personas con problemas de salud mental o la población joven; y garantizar la mejor respuesta ante un intento de suicidio mediante el establecimiento de protocolos de actuación, entre otros objetivos”, ha explicado Briongos.
Por su parte, el consejero de Sanidad ha destacado en su intervención que “todos podemos desempeñar un papel en el apoyo a las personas que experimentan una crisis suicida o las que están en duelo por suicidio”, para lo que ha recordado la puesta en marcha, el pasado mes de diciembre, de la Estrategia de Prevención de la Conducta Suicida de Castilla y León 2021-2025, donde se han incorporado iniciativas a desarrollar en el ámbito sanitario, en el sistema educativo, en los servicios sociales, en los medios de comunicación y en las entidades del movimiento asociativo.
Desde el movimiento asociativo Salud Mental Castilla y León se reivindica, con esta iniciativa, la necesidad de sensibilizar a profesionales y sociedad sobre la transcendencia del suicidio, así como acabar con los mitos e idea erróneas que existen en torno a esta realidad: “Junto a nuestro trabajo y al propio de la Consejería de Sanidad, deseamos que por fin se dote de todos los recursos técnicos, humanos y económicos necesarios para dar una respuesta que ya es de carácter urgente”, ha señalado la presidenta de la Federación.
“Con esta guía esperamos ampliar el conocimiento acerca de la conducta autolítica y facilitar la aplicación de estrategias de promoción, prevención y detección precoz que, a su vez, redunden en una reducción de la incidencia e impacto de la conducta suicida”, añadía Elena Briongos, quien no quiso omitir “pero también reducir el sufrimiento de las personas que optan por quitarse la vida y de su entorno más próximo”.
En este sentido, el máximo representante sanitario autonómico ha afirmado que “la ‘Guía de Prevención del Suicidio’ que hoy presentamos me parece un acierto, por el momento y por su contenido. Está alineada con la estrategia de la Junta y con las recomendaciones de la OMS y de las principales entidades y expertos en prevención del suicidio”.
También durante la presentación han participado dos de los psicólogos de la entidad ASOVICA Salud Mental Soria, Natalia Briongos Hernández y Marcos Gómez Romero, integrantes del equipo de profesionales que ha redactado este texto.
Ambos han querido destacar lo necesario de acercar un protocolo profesional y consensuado “en cuanto a la metodología de intervención en conductas autolíticas dentro de nuestro movimiento asociativo, donde trabajamos cada día con situaciones de riesgo entre el segmento de población con la mayor incidencia de suicidios”, ha comentado Natalia Briogos.
“Pero también consideramos que es un documento que puede ser referente, especialmente el contenido de la primera parte de la guía, para que profesionales de otros ámbitos del tercer sector, incluso del ámbito educativo, puedan elaborar sus propios protocolos de actuación”, ha añadido.
Una de las realidades que se han precipitado en los últimos años y a partir de los efectos de la pandemia ha sido el incremento de suicidio entre la población infanto-juvenil; situándose como la segunda causa de muerte entre adolescentes y personas jóvenes adultas (de quince a veinticuatro años): “Una situación que nos genera bastante preocupación, no sólo por estas conductas sino por el incremento en general de los problemas de salud mental en este segmento de población”, ha asegurado Marcos Gómez, “quien pone el foco de atención como factores precipitantes de las conductas autolíticas en el hecho de ser víctima de acoso o ‘bullying’, de maltrato físico o abuso sexual, pero también entre las personas que viven situaciones de desesperanza o situaciones vitales estresantes como dificultad económica, soledad no deseada o problemas interpersonales, entre otros”.
Igualmente, la ‘Guía de Prevención del Suicidio’ revisa aquellas señales de alerta que pueden poner sobre aviso acerca de una conducta de riesgo: “Hay manifestaciones verbales que deben ser tenidas en cuenta dentro de un contexto, como el deseo de morir, el sentirse en soledad, no ser capaz de hacer nada, tener la culpa de todo, no sentirse querido o querida,…”, ha explicado Natalia, a lo que se pueden sumar comportamientos que pueden resultar sospechosos como “regalar objetos muy personales; arreglar asuntos personales pendientes; mostrar un comportamiento retraído; cambios en la alimentación o hábitos del sueño, entre otros”.
Por último, estos profesionales han destacado la importancia de prestar atención a aquellas personas que tienen un problema de salud mental, “partiendo de datos como que el 90% de los suicidios está asociado a esta realidad”, concretamente “el riesgo de suicidio en personas con depresión se multiplica por veinte”.
Otro de los datos a tener en cuenta es que “aunque las mujeres realizan mayores intentos autolíticos, la tasa de suicidio en hombres es 3.1 veces mayor”; no obstante, no hay que descuidar los intentos, ya que los estudios hablan de que un tercio de ellos terminan por consumarse en el período de un año.