La Consejería de Cultura y Turismo invirtió el pasado año 11.930 euros en trabajos arqueológicos y de investigación de la muralla, que servirán para la redacción del documento de intervención
El tramo objeto de la posterior restauración será el sector norte de la muralla, lo que permitirá integrar este monumento en el itinerario de visita del yacimiento, facilitando la interpretación de los restos existentes
La muralla termestina ha sido objeto de diferentes campañas de excavación, desde los años treinta del pasado siglo
La Consejería de Cultura y Turismo ha adjudicado la redacción del proyecto básico y
de ejecución y del estudio de seguridad y salud para las obras de consolidación y
restauración de la muralla tardo imperial del yacimiento arqueológico de Tiermes
(Montejo de Tiermes), por un importe total de 16.850 euros, a la Fundación Parque
Científico Universidad de Valladolid, estableciéndose un plazo de ejecución de tres
meses.
La muralla representa uno de los restos más significativos de la ciudad de Tiermes y,
sin embargo, su reconocimiento, contemplación y entendimiento no son posibles
debido al estado general de deterioro del entorno, acumulación de sedimentos y
disgregación de los elementos que la componen. El ámbito de la intervención es el
tramo norte de la muralla tardo imperial, abarcando la envolvente y franja adyacente
de la misma a lo largo de cuatro cubos y tres lienzos y la zona situada entre el
extremo de la muralla el actual camino de acceso.
Su edificación se fecha en época tardía, en un momento de transformación
generalizada de los paisajes urbanos y su fortificación. Se plantea una datación
posterior a la segunda mitad del siglo III después de Cristo, a partir de la amortización de estructuras de finales del siglo II y el material numismático.
Se aprecian diferencias constructivas entre la muralla norte (con cubos
semicirculares) y la localizada en la zona sureste (ausente de cubos). En ambos
tramos se describe una anchura media de cuatro metros, con un aparejo formado por
grandes sillares de arenisca que forran un sólido relleno que alterna capas de piedras
y argamasa. La muralla amortiza estructuras precedentes: en el tramo norte sobre
diversas estancias del barrio norte, y en su tramo sureste sobre las denominadas
Casas de Taracena, Conjunto Rupestre del Sur.
Documentar para restaurar
Durante el pasado verano, la Consejería de Cultura y Turismo desarrolló una serie de
trabajos con el fin de documentar arqueológicamente la muralla de Tiermes, obtener
datos precisos de las características técnicas y constructivas en su cara interna para
determinar las cotas de circulación, el estado de la cimentación y el estado de
conservación general. Desarrolló una campaña de excavaciones en dos zonas de su
sector norte, se analizaron los materiales hallados y se actualizó toda la
documentación existente referida a antiguas intervenciones en la muralla, localizando
materiales y documentación escrita, bibliográfica e inédita depositada en museos o
archivos.
El fin último de esta intervención, en la que la que la Junta de Castilla y León invirtió 11.930 euros -con financiación de los fondos FEDER (Fondo Europeo de Desarrollo
Regional)-, fue obtener datos precisos de esta emblemática construcción romana, que
servirán como base para la redacción del proyecto de consolidación y su valorización
que ahora se licita y que, con las posteriores obras, permitirá integrar el sector norte
de este monumento en el en el itinerario de visita del yacimiento, facilitando la
interpretación de los restos existentes. Los trabajos arqueológicos fueron realizados
por la Unidad de Arqueología de IE University, dirigidos por los profesores Cesáreo
Pérez, Pablo Arribas y el Dr. Eusebio Dohijo.
Estos trabajos han determinado con precisión el trazado, niveles y composición del
tramo norte de la muralla y han identificado los volúmenes de relleno y el deterioro
material de las piezas colocadas hace 20 años. Se ha reconocido la precisa
planificación urbanística que conllevó la construcción de la muralla, con una compleja
secuencia constructiva. También se ha identificado la ocupación posterior en su
espacio interior, principalmente durante la Antigüedad Tardía, y se ha comprobado
que a lo largo de la Edad Media se produciría el desmantelamiento de los grandes
sillares para su reaprovechamiento, tras la pérdida de su función defensiva.
Intervenciones en la muralla de Tiermes
La muralla termestina ha sido objeto de diferentes campañas de excavación. En los
años treinta del siglo XX Blas Taracena ya identificó uno de sus cubos y, a partir de
1978, intervinieron José Luis Argente, Víctor Martínez, Alfonso González, Antonio
Alonso, Manuela Domènech y otros miembros del equipo del citado Dr. Argente en
diferentes tramos, tanto en la ladera meridional como en el sector norte, donde se
sitúa la excavación de este año. Aquí, su recorrido alterna torreones semicirculares
con tramos rectos, observándose la solidez y robustez de sus paramentos, realizados
con grandes sillares de piedra arenisca. La anchura media de la construcción es
próxima a los cuatro metros.
En 1978 se definió un cubo; en 1979 y 1980 se excavó un segmento de 10,5 metros;
entre 1981 y 1984 se excavó un tramo de 130 metros lineales correspondiente al
intervalo parapetado por los cuatro cubos documentados; en 1991 y 1992 se
continuaron los trabajos siguiendo el lienzo defensivo hacia el oeste, realizando varios
cortes en las caras interior y exterior del recinto defensivo; y en 1992 y 1993 se
intervino en su tramo meridional, dentro de las campañas dedicadas al Conjunto
Rupestre del Sur. En cuanto a las obras de restauración a principios de la década de 1990, se colocaron perfiles metálicos para el recalce de la mampostería en los puntos en que esta aparecía volada. Se optó por la reconstrucción de hasta dos hiladas superiores con sillares prefabricados de hormigón, el relleno con arena de las estancias rupestres excavadas junto al lienzo exterior y la colocación de gaviones delimitando el espacio intervenido con el margen de la carretera.
La importancia de las murallas
Las murallas constituyen una de las construcciones más singulares para la
comprensión de las ciudades de la Antigüedad. Hasta hace pocos años se
consideraba que los sistemas defensivos bajoimperiales se habían originado como
respuesta a la entrada de determinados grupos ‘bárbaros’ durante el siglo III después
de Cristo. Hoy la visión es más introspectiva, en consonancia con el modelo facilitado por la propia Roma, donde sus recintos amurallados fueron constantemente remodelados y ampliados, teniendo como gran referente el edificado bajo el Imperio de Aureliano, hoy aún visible. En las provincias, la construcción de estos monumentos evidencia la pervivencia de municipios solventes, capaces de invertir gran cantidad de erario público en su ejecución, como elemento de prestigio.