El consejero de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio, Juan Carlos Suárez-Quiñones, junto al director general de Patrimonio Natural y Política Forestal, José Ángel Arranz, y el jefe de servicio de Espacios Naturales, Flora y Fauna, David Cubero, han presentado hoy los datos del censo regional del lobo ibérico realizado por la Junta de Castilla y León durante los años 2022 y 2023 gracias al trabajo de sus técnicos, agentes medioambientales y celadores de medio ambiente, con un resultado de 193 manadas detectadas. La planificación y organización regional del censo ha sido asumida por el Servicio de Espacios Naturales, Flora y Fauna de la Dirección General de Patrimonio Natural y Política Forestal con el apoyo técnico y de campo de la Fundación del Patrimonio Natural de Castilla y León y de la Consultora de Recursos Naturales, S.L.
Estos datos representan un incremento del 8 % respecto del censo realizado en 2012-2013, destacando, entre otras cuestiones, el incremento de la población del lobo al sur del Duero, con un total de 35 manadas censadas frente a las 27 de hace 10 años, o las 17 manadas de hace 20 años, y que suponen un incremento del 30 % en la última década. Con estos datos, los grupos familiares de lobos al sur del Duero representan ya el 18 % del total de Castilla y León, frente al 15 % en el censo de 2012-2023 o al 11 % del censo de los años 2000-2001.
Estos datos permiten confirmar cómo la expansión del lobo por el territorio de Castilla y León ha permitido la recolonización y asentamiento de manadas en las comunidades autónomas limítrofes al sur del Sistema Central, como Castilla-La Mancha, Comunidad de Madrid o Extremadura, pero además con unas densidades de lobo en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama similares a las observadas en el Parque Nacional de los Picos de Europa. También, al sur del Duero, es una novedad de este censo la recuperación poblacional de la especie en la Tierra de Pinares (Segovia-Valladolid).
Además de la importancia ecológica de la expansión del lobo al sur del Sistema Central, gracias al trabajo realizado en este censo se ha podido confirmar el crecimiento de la especie hacia el Este en el límite distributivo ibérico, siendo histórico el reasentamiento de, al menos, 4 manadas en La Demanda burgalesa y en la sierra soriana de Urbión, en el límite con La Rioja, así como la presencia de la especie en estribaciones del Moncayo.
En relación con la orla cantábrica, se detecta estabilidad con la consolidación de los principales núcleos poblacionales de la alta montaña de León (Ancares, Alto Curueño, Riaño y Mampodre, Picos de Europa…) y de la Montaña Palentina, así como en el límite León-Zamora (Sanabria-Cabrera), tratándose de zonas con la mayor densidad de lobos de España. Por ello, a pesar del leve incremento de manadas observado al norte del río Duero, de 6 manadas y un 4 % respecto del censo anterior, es un aumento significativo, ya que se trata de zonas que albergaban ya los valores de mayor densidad de lobos de Castilla y León y de España, cercanos a las 3,4-4 manadas/1.000 km2
Como cuestión particular, destaca la provincia de Zamora, donde a consecuencia de los incendios del año 2022, que además de las 60.000 has quemadas, también afectaron a algunos de los territorios de mayor densidad del lobo, no solo de Zamora sino también de Castilla y León, hubo que posponer el censo en amplias zonas de la provincia zamorana durante el año 2022. Por ello, el censo en esta provincia, en la práctica, se ha desarrollado durante los años 2023 y 2024. Si bien, a consecuencia de los incendios se han perdido varios grupos en la provincia de Zamora, sí se ha podido confirmar ya la recuperación de varios de ellos, incluso la reproducción en 2024 dentro del perímetro del incendio.
Al igual que se hizo en el censo anterior, por parte de la Junta de Castilla y León se ha realizado un importante esfuerzo de coordinación con las comunidades autónomas limítrofes al objeto de definir las manadas compartidas por varios censos autonómicos, con el fin de evitar su duplicidad en el cómputo nacional. Así, de las 193 manadas censadas con área de campeo en Castilla y León, 33 han sido detectadas también por los censos de otras comunidades autónomas, 31 son compartidas por Castilla y León y otra comunidad autónoma, y 2 han sido localizadas en el límite de Castilla y León con dos comunidades autónomas. Diez de estas manadas son compartidas con comunidades autónomas vecinas al este y sur de la Comunidad, lo que confirma la importancia de Castilla y León en la expansión de la especie hacia su límite distributivo oriental y meridional, fundamentalmente.
La distribución del lobo obtenida en el presente trabajo confirma lo que ya se establecía en el año 2004 en la anterior estrategia nacional del lobo, y es que toda la población de lobo en Castilla y León forma parte de una única población de lobo continua en todo el cuadrante noroccidental, situada en ambas vertientes del río Duero y donde se confirma su expansión en los bordes meridional y oriental.
Como ya se ha indicado, el actual trabajo representa manadas o grupos familiares detectados en el periodo de censo -siendo, por tanto, un valor mínimo de manadas en el territorio de Castilla y León-, y no siendo objeto de cuantificación -como tampoco lo era en censos anteriores- el número de individuos.
El número de individuos siempre se ha estimado sobre la base de la literatura científica existente en la materia a partir del número de manadas o grupos familiares detectados. De esta manera, se pueden establecer cálculos del número de lobos en dos momentos del año correspondientes al mínimo y máximo poblacional, además de un porcentaje de lobos no territoriales (periféricos, flotantes o dispersantes) y que pueden representar en torno a la cuarta parte de la población total de lobos. Teniendo en cuenta la composición media descrita de los grupos familiares de 3-4 ejemplares antes de los partos, y de en torno a 7 lobos en época estival, a los que habría que añadir el porcentaje de dispersantes, de acuerdo con la literatura científica se podría establecer un intervalo de entre 965 y 1.737 lobos en Castilla y León, correspondiéndose con la estima mínima, antes de los partos, y la estima en la época estival, respectivamente (unos 1.300-1.400 lobos en otoño).
Metodología de censo y esfuerzos de muestreo
La metodología de censo aplicada en el censo regional del lobo se ha correspondido con la metodología implementada ya en el censo regional 2012-2013, que además se describe en el anejo 3 de la actual estrategia nacional del lobo, aprobada en 2022, de manera que el resultado del presente censo es directamente comparable con el realizado hace una década en Castilla y León y acorde con la metodología definida a nivel nacional que permitirá su integración en el censo nacional de la especie.
De forma general, la determinación de las manadas se ha realizado basándose en la existencia de evidencias de reproducción (lobas lactantes, avistamiento o escucha de cachorros, etc.), además de otra información determinante como la obtención de contactos grupales (lobos de las manadas campeando juntos) y la detección de marcaje territorial.
Las técnicas de campo estandarizadas para la confirmación de la existencia de manadas de lobos y para detectar su reproducción han sido el rastreo de itinerarios buscando indicios para localizar el marcaje territorial, realización de estaciones de observación (esperas), estaciones de escucha (aullidos) y estaciones de fototrampeo.
En Castilla y León, se disponía, además, de una ingente información derivada del seguimiento continuo de la especie que ha supuesto una valiosa fuente de datos como información de partida para la planificación de los recorridos y las estaciones de escucha y fototrampeo, fundamentalmente.
Por tanto, la primera técnica utilizada en el censo ha sido la recogida continua de información (INFOLOBO) para la determinación de la presencia/ausencia de la especie, establecer el área de distribución (a nivel de cuadrículas de 10×10 km), confirmar manadas y su reproducción.
En segundo lugar, el rastreo de itinerarios sobre una red previamente determinada, anotando las coordenadas UTM de todos los indicios de lobo localizados (huellas, excrementos, rascaduras, restos de presas silvestres, etc.) y que ha priorizado la búsqueda en aquellos lugares donde existían más posibilidades de localizar indicios de la especie. Durante la realización de estos recorridos todos los indicios localizados han sido georreferenciados. Estos recorridos se han realizado cubriendo la totalidad del territorio de Castilla y León, con una red de 2.900 itinerarios y un total de 20.800 km rastreados a pie.
La tercera técnica, y la principal novedad del censo por su esfuerzo y resultados, han sido las estaciones de fototrampeo, instaladas sobre aquellas manadas para las que, habiéndose localizado marcaje territorial o recabado contactos grupales en el año reproductor en curso, no se dispusiera de evidencias de su reproducción para dicho año. Han sido 2.007 puntos muestreados con cámaras de fototrampeo, coin un resultado de 2.523 capturas fotográficas de la especie (fotografías y/o vídeos de uno o varios ejemplares).
Por último, se han realizado, aunque en menor medida, estaciones de observación/escucha, ya que han sido sustituidas mayoritariamente por las estaciones de fototrampeo, menos invasivas y con mayor eficacia en la detección de ejemplares de lobo. Aun así, se ha recabado información relativa a 859 avistamientos de uno o varios lobos y se han registrado 63 escuchas de aullidos. Adicionalmente, se dispone de información reciente del área de campeo de las manadas y de los lobos solitarios gracias al éxito de los últimos programas de radiomarcaje de lobos de la Junta de Castilla y León.
A partir de la implementación de las técnicas de muestreo, el número total de indicios recabado ha ascendido a más de 8.500 fichas de información positiva de la especie (sin contar los daños al ganado por ataques de lobo), lo que da una idea de la magnitud y abundante trabajo de campo realizado por técnicos, agentes medioambientales y celadores de medio ambiente de la Junta de Castilla y León.
Además, gracias a la implementación del fototrampeo como técnica principal del censo, se ha conseguido identificar la reproducción en el 87 % de las manadas mediante la detección directa de cachorros o de otros indicios de reproducción, frente al valor del 72 % de reproducción confirmada en el censo del año 2012-2013.
El resultado del trabajo desarrollado pone de manifiesto la ejecución de un censo de una extensión y calidad extraordinaria, directamente comparable con el censo regional y nacional realizado hace una década, lo que permitirá conocer de forma mucho más fidedigna y detallada no solo la población actual, sino su evolución reciente y, por tanto, inferir patrones de evolución, cuestión clave para determinar su estado de conservación.
Esta información, que se remitirá de forma inmediata al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, se integrará en el censo nacional del lobo ibérico y permitirá actualizar los datos sobre el tamaño de población y su área de distribución a nivel nacional.
Por otro lado, con el resultado de este censo, la Junta procederá en los próximos días -tal y como se había comprometido y acordado en el Comité de Flora y Fauna- a reportar al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico los datos obtenidos en el presente censo de cara a su integración en el informe sexenal nacional que evalúa el estado de conservación del lobo en el sexenio 2018-2024 y que durante el primer semestre de 2025 debe remitirse por parte del Ministerio a la Comisión Europea, previa revisión de las comunidades autónomas.