Nada más amanecer, los mozos de Villar del Río escogen un chopo que talarán para decorarlo con pañuelos, colocados por las mozas, y cintas de colores rojo y azul en honor a Santa Filomena, preparándolo así para recorrer las calles del pueblo en procesión y, posteriormente, protagonizar la curiosa y poco conocida tradición de la «Corrida del Rosco».