En la Comisión Territorial de Patrimonio Cultural se ha informado favorablemente el retejado de la cubierta de la Ermita de la Soledad de Valdeavellano de Tera, a instancia de la parroquia de Nuestra Señora de la Paz del mismo municipio.
La Ermita de la Soledad de Valdeavellano de Tera no tiene consideración de Bien de Interés Cultural, pero en su muro perimetral existe una estela integrada. Su cubierta se encuentra deteriorada por la suciedad y tiene varias tejas rotas y se pretende el retejado general de la misma reponiendo las tejas tipo árabe viejas, revisando caballetes, limando hoyas y procediendo a la limpieza de los ríos uno por uno.
Para poder llevar a cabo esta actuación, la Comisión impone las siguientes condiciones: se reutilizará la teja existente y en caso de aporte de teja nueva, esta se colocará como canal y la vieja como cobija; y se evitará que, en caso de emplearse espumas y otras láminas necesarias para la ejecución de la obra, queden visibles. También se deberá proteger la estela del muro de la ermita.
Sobre la ermita
En la confluencia angular de dos calles, la de la Lastrilla y la de la Soledad –a la que da nombre-, se encuentra la ermita así llamada, asentada sobre una plataforma cercada en su parte noroeste y oeste por un muro bajo. Sobre el muro y en el vértice de ambas calles se sitúa una estela funeraria. El edificio es de mampostería, recubierto en su frente de cemento, imitando sillares de piedra. Cuatro contrafuertes soportan, en parte, la presión de la bóveda y paredes. La planta muestra la sencillez de su edificación. Consta de una sola nave a la que se accede a través de una puerta con arco semicircular de dovelas. Ante el frontal se encuentra un pequeño patio o pórtico abierto, con losetas de cemento y rodeado por una tapia baja de piedra y sencillas rejas.
A la derecha, mirando a su frente, se encuentra la llamada “torre del reloj”, adosada a la nave de la ermita. Como indica la placa de mármol que hay en el arranque del segundo cuerpo, de los dos que consta, “se construyó esta torre a expensas del caudal del Ilmo. Sr. Benito Campo Golmayo, Auditor del Tribunal de la Rota, que falleció en Enero de 1860”. Remata la torre una sencilla espadaña terminada en triángulo neoclásico, sobre la que se monta un armazón sencillo de hierro que fija la campana del reloj, tañida a las horas por un martillo movido por la maquinaria del mismo. Muy probablemente esta torre se adosó, en el siglo XIX –hacia 1860- a la ermita ya existente.
Nave
La nave única de la ermita, a juzgar por la decoración y elementos de su interior, puede datarse con seguridad en el siglo XVIII, como parece atestiguar el retablo mayor situado en el presbiterio, aunque es probable que fuera anterior. Este retablo está construido en madera, todo él dorado, con un cuerpo horizontal y tres calles verticales, que marcan unas columnas barrocas, en parte acanaladas. Dada la altura media de la capilla, el retablo es también mediano, teniendo en su centro –en una especie de concha dorada- una talla de la Virgen de la Soledad, vestida con sencillo manto negro, talla del siglo XVIII. A su derecha hay otra talla de un Ecce-Homo también vestido, y a la izquierda una escultura de madera de un Cristo atado a la columna de la flagelación.