Homenaje el que ha recibido hoy la centenaria Victoria Pérez Andrés que mañana cumple un siglo de vida centrada en su localidad natal de Cihuela y que ahora comparte con Soria capital.
En la celebración ha estado acompañada de su amplia familia, nietos y biznietos, y la diputada de Servicios Sociales, Eva Muñoz, le ha hecho entrega de la placa conmemorativa de su nacimiento y la corporación le ha hecho entrega de un ramo de flores.
Su nieta nos ha mandado este resumen de su vida:
«Victoria Pérez Andrés nació en Cihuela (Soria) el 18 de noviembre de 1921. Sus padres se llamaban Nicasio y Urbana.
Isidro Andrés, su abuelo, se quedó de guarda de las minas de carbón cuando las cerraron y cuando la abuela tenía un año y medio, la familia se trasladó a vivir a » La Mina», un caserío que está a un kilómetro de Cihuela, al lado de la carretera que va a Embid de Ariza (Zaragoza), donde pasó su niñez.
Son cuatro hermanas, Nieves (que falleció), Victoria, Isabel y Esperanza. A pesar de la guerra y la posguerra, tuvo una infancia muy feliz. Fue a la Escuela a Cihuela de los 6 a los 14 años. Aprendió costura en Deza y Cihuela y a los 18 años se fue a Calatayud a aprender a bordar. A los 20 años enseñaba a bordar a las chicas de Cihuela y aún ahora sigue cosiendo e intentando enseñarnos.
Trabajó en Corella (Navarra) en una panadería familiar despachando pan.
Se casó con Criscelio Ortega Latorre el 29 de mayo de 1948, después de dos años de noviazgo. Dejó «La Mina» para vivir junto a su marido en Cihuela. Eran labradores.
El matrimonio tiene seis hijos: Celia, Mª Teresa, José María, Antonio, Valeriano y Mª Jesús.
Ha formado una bonita y amada familia a la que se han unido yernos, nueras, 9 nietos y 7 biznietos. (Sofía, la más pequeña nació el día 6 de noviembre de 2021)
Vive entre Soria y Cihuela, desde el 28 de octubre de 1991, cuando se quedó viuda. De junio a noviembre lo pasa en Cihuela, su pueblo, donde ha vivido sola hasta este año.
Es amante del orden, la limpieza y las cosas bien hechas sin importar el tiempo que tarde en hacerlo.
Ella es autónoma, no lleva bastón porque dice que le estorba y lo único que le falla es el oído.
Le gusta ver las corridas de toros y hace sudokus todos los días. Es una «SUPERABUELA» muy querida por toda su familia.
Muchas gracias por todo, Blanca.»
